miércoles, 2 de junio de 2010

Hambre.

Acuerdate Dios, de nosotros los miserables, de los que comemos flores no por amor sino por hambre.

2 comentarios:

  1. Con cuanta facilidad (y tenebrosa plasticidad) el concepto de necesidad cambia de lugar en lugar, de tiempo en tiempo.
    Lo que es cotidiano para unos, es imprescindible para otros (tantos otros).

    Lo que se pierde y lo que nos rodea se nos presenta como "sin motivación, pudiendo ser de gran asombro para alguien mas.
    Cuantas veces no vemos lo presente, no por dado ahí, sino por evidente. "como la carta robada"
    Saludos. Muy buen post.

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  2. Me alegra que mi pequeña confesión haya provocado reflexiones de tal grado y animo en ti. Da gusto ver funcionar una mente como la suya Valentin.

    Y prometo que en los proximos minutos buscaré el cuento la carta robada para no sentirme tan ignorante a su lado.
    Saludos abrazos y sonrisas.

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