nOrgulloso,¿me oye?, con una O asisota de grandaza. Es que lo que usted ha hecho no me atrevería a hacerlo ni en mis sueños imperiales. Lo que ha hecho, mi bien, hace de usted un mujerón, una doña, una hembra de aquellas.Alondra de fuego que avasalla tigres y tormentas, helos ahí, a tus pies. Sí, yo sé, da miedo eso de cantar tan alto, tan a solas, y por supuesto también el fuego adornando sus plumas, además que tener así de pronto todo un cielo no es fácil ni de asimilar ni de acomodar; pero sonría, vuele, arda, cante, ya vendrán águilas de espuma, ruiseñores de seda, golondrinas de niebla a acompañarla en sus nuevas piruetas, en sus prontas aventuras.
Por mi parte seguiré rezando por usted, tejiendo en las esquinas, cazando moscas con la lengua, patentando pantanos, durmiendo bajo la arena. Si un día se le antoja venir a incendiarme, no tema, hágale con confianza, que aquí donde me ve, y aunque no lo parezca, yo también tengo brasas en la espalda y cuando era muy niñin las nubes me dieron de mamar.
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